La reina del Baile , Gloria Gaynor, educó su voz con los discos de Dinah Washington, Sarah Vaughan y Nat King Cole. Y si bien quería ser contadora, terminó cantando en clubes, primero con la banda Soul Satisfiers y después sola. Su primer single apareció en 1973, pero pasó desapercibido. Y un año después llegaría el primer éxito con : “Never can say Goodbye”, un tema grabado originalmente por los Jackson Five que luego ella convertiría en la canción  estrella de un álbum que haría historia. El primero de una larga lista, ya que  Gaynor publicó hasta 1986 un disco por año. En 1974 el productor Meco Monardo contrató a la entonces desconocida Gloria Gaynor para grabar un par de temas, “Honey Bee!” y “Never can say goodbye”. Hasta aquí nada de particular: no era más que una de las muchas sesiones que se sucedieron en los Media Sound Studios de Nueva York. Pero cuando llegó el momento de hacer la mezcla, Monardo tomó una decisión revolucionaria: en lugar de dejar la sección rítmica como acompañamiento –la práctica entonces más habitual-, subió los canales del bajo y la batería y los colocó en primer plano, para así dejar atrás la orquesta y la voz de la cantante. El resultado fue sorprendente: había nacido el primer hit de la era disco. La diosa de la música, como muchos la llaman, fue además, la primera artista que grabó un álbum entero de música disco.  Y es paradójico el suceso de la versión de Gloria Gaynor, porque en realidad, la de los Jackson 5, subió más alto en el ranking de los Estados Unidos, donde escaló hasta el hasta el puesto número dos,  en tanto la de Gaynor subió hasta el puesto tres  del Ranking Billboard hot 100, el dedicado al pop, pero Gaynor elevó este tema en las pistas de todo el mundo y su voz se asociará por siempre a este éxito inolvidable.

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